La Revista Musical Chilena ha identificado como sus principales áreas de interés, la cultura musical de Chile, considerando tanto los aspectos musicales propiamente tales, como el marco histórico y sociocultural, desde la perspectiva de la musicología y de otras disciplinas relacionadas. Incorpora contenidos vinculados a compositores, ejecutantes e instrumentos de la música de arte, folclórica, popular urbana e indígena, al igual que artículos atinentes a manuscritos, investigadores, aspectos teóricos y modelos musicológicos, además de nuevos enfoques de la musicología como disciplina, tanto en Chile como en América Latina.








En un mundo atiborrado de sonidos de variada calidad y calibre, creadores musicales, intérpretes y auditores debieran ser conminados a reflexionar juntos sobre sus deberes y prerrogativas. El autor propone la necesidad del silencio total, para desde él volver a descubrir el poder de la música.
A más de diez años de su muerte, Elena Waiss, amiga y cómplice del pianista Claudio Arrau, fundadora de la Escuela Moderna de Música y autora de ese verdadero silabario del piano que es "Mi Amigo el Piano", continúa distinguiéndose por su manera de entender la enseñanza, manera que no dejó de aplicar nunca a sus incontables discípulos.
Si debemos referinos a una respuesta musical latinoamericana a las corrientes musicales europeas del siglo XVI, no encontramos, precisamente, una respuesta ("acción con que uno corresponde a la de otro", acepción 5a. del Diccionario de la Rel Academia Española) latinoamericana, sino que es el siglo XVI europeo el que se traslada a América Latina y al Caribe. Es la Escuela Franco-Flamenca con música de Josquin, Jannequin o Philippe de Monte; es la Escuela Romana de Palestrina, o la Española de Morales, Guerrero y Victoria las que se hacen escuchar en América. Músicos, organistas y maestros de capilla de las principales catedrales americanas llevan o reciben, desde las catedrales de Sevilla y Toledo, los repertorios que la corona española quería que se escucharan en el Nuevo Mundo. Los interlocutores cambian, los intérpretes no son españoles o flamencos o romanos, sino que son indios, caciques o hijos de caciques, que aprenden este nuevo estilo con una perfección que admira, aunque para ellos sea extranjero.
Fuente: El Mercurio de Santiago