1843: |
Nace en Santiago José Antonio Soffia Argomedo, político, diplomático, escritor e intelectual y considerado uno de los tempranos autores del cancionero chileno. Suyos son los versos de "Río, río", y, al respecto, un artículo publicado en 1996 por el diario "El Mercurio" da cuenta de las dos versiones existentes sobre la autoría de la música, atribuida por igual a Osmán Pérez Freire y a Osvaldo Silva. |
Rondón, Víctor
El piano llegó poco antes de la Independencia a Chile, y los primeros favorecidos con ellos fueron las mujeres de las familias acomodadas que animaron el salón de sus familias, y quienes aprendieron a tocarlo de memoria. Sólo a mediados de siglo se academizó su estudio y apareció la primera figura relevante: Federico Guzmán.
Del clave al piano: feminismo y aristocracia
Hasta 1700 en Chile no se conoció más instrumento de teclado que el órgano; sin embargo, con el inicio de siglo hizo su aparición el clave. Este, según Pereira Salas, "produjo tal entusiasmo en los melómanos y en el pueblo mismo que todavía Valparaíso conserva una calle que eterniza el recuerdo de su introducción. Por la calle del Clave vieron los porteños desfilar el primoroso instrumento que iba a dar nuevo brillo a la ejecución musical", la que vuelve a revolucionarse con la llegada del piano, en la última década del siglo dieciocho.
Fuente: El Mercurio de Santiago
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ZONA NORTE
Instrumentos típicos: charango, mandolino, quena, pinquillo o pincullo, tarcas o anatas, flautón chino, quenacho o liquiguayo, trompeta, trombón, tuba, pututo, bombo, Guacara o bombo más pequeño, tambor, caja, matraca y pandereta de gitano.
Lo más significativo del área atacameña -desde San Pedro de Atacama hasta la cuidad de Copiapó- es la supervivencia musical de los antiguos Lican antai o atacameños. La música de los actuales atacameños, está asociada a ritos indígenas precolombinos, que coexisten con el culto católico como la Festividad de Pedro de Atacama, en el pueblo del mismo nombre. Aquí se usan algunos de los instrumentos del área andina como le flautón chino y el tambor.
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Galleguillos, María de la Luz
Compositores musicales aseguran que es imposible escapar al influjo de las obras ya creadas. Su trabajo intelectual devenga derechos, una vez que se difunde.
Dicen que no hay recetas ni momentos determinados para que lleguen las llamadas "musas inspiradoras". Que no es un proceso mecánico ni con reglas fijas y que la obra que en una ocasión les tomó sólo un día hacer, en otra, bien puede demorarles meses o aun años.
Así definen los compositores su trabajo de creación artística, cualquiera sea el género que cultivan: música folclórica, docta o popular. Cada uno en su estilo, quienes se dedican a inventar nuevas melodías reconocen que su trabajo recoge mucho de lo que ya se ha creado, y que al momento de hacer lo suyo, ese influjo está presente.
Fuente: El Mercurio de Santiago
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Somarriva Q., Marcelo
Este artículo entrega sólo una muestra parcial de cómo se veían estas décadas a sí mismas. Muchas veces nos encontraremos con las proyecciones ideales de las generaciones o con promesas que ponían en el camino los fenómenos históricos o sociales; otras, simplemente, con la historia de la tontera, de lo ridículo. Por último, el juez es siempre el tiempo, y nosotros estamos demasiado cerca.
Las décadas de los ochenta y noventa fueron bastante proclives a mirarse a sí mismas. En su momento, cada una de ellas intentó definirse o encontrar sus características más propias.
Conviene añadir que estas visiones tan abarcantes responden generalmente a inquietudes juveniles, ya que por lo general es a esa edad cuando se permiten empresas tan ambiciosas y generalizadoras. Sin embargo, por un fenómeno peculiar, estos arranques juveniles a primera vista descartables logran propagarse y contagiar la perspectiva que se llega a tener sobre las épocas enteras.
Fuente: El Mercurio de Santiago
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Muñoz H., Juan Antonio
Un historiador para la música y también un hombre que se preocupó de preservar lo bello para Chile. Así fue Samuel Claro Valdés, espíritu apasionado en la defensa del silencio, de la educación, de la infancia, de las tradiciones y de los artistas. Falleció hace 5 años, un 10 de octubre. Presentamos una selección de párrafos de artículos suyos que parecen plenos de actualidad y resonancias.
A Samuel Claro Valdés (1934-1994) se debe el rescate de obras musicales de gran importancia para el patrimonio nacional y latinoamericano, como también un pensamiento orientado a robustecer la educación musical chilena y a preservar la tradición, que entendía como todo lo bello que surge del espíritu humano.
Si bien estudió composición y musicología en la Universidad de Chile, además de violín y piano con profesores privados, prefirió después de un tiempo dedicarse a la investigación. La razón: "No me decidí a componer para iniciados, ya que lo que quería decir ya había sido dicho antes... Pero lo que colmó el vaso fue darme cuenta de que, con el simple expediente de mover perillas de sintetizadores, aparecieron una serie de compositores que no sabían una jota de música". Entre sus obras musicales destacan "Cinco piezas para piano", "Tres invenciones cromáticas para piano" y "Cuatro piezas para violín y piano", aparte de algunas obras corales.
Fuente: El Mercurio de Santiago
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