1843: |
Nace en Santiago José Antonio Soffia Argomedo, político, diplomático, escritor e intelectual y considerado uno de los tempranos autores del cancionero chileno. Suyos son los versos de "Río, río", y, al respecto, un artículo publicado en 1996 por el diario "El Mercurio" da cuenta de las dos versiones existentes sobre la autoría de la música, atribuida por igual a Osmán Pérez Freire y a Osvaldo Silva. |
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Cada compañía o de grupo de baile que asiste a la festividad de La Tirana presenta un repertorio muy amplio y con un itinerario extenso. El investigador de la cultura folklórica chilena, Juan Uribe Echevarría, ha destacado que entre las cofradías danzantes más representativas que participan en la Fiesta de la Tirana se encuentran las siguientes:
Las Cuyacas:
Son bailarinas que trenzan y destrenzan múltiples cintas de colores enrolladas en un poste. Se caracterizan porque visten con trajes de colores verde y marrón y cubren sus cabezas con paños rectangulares. Presentan antecedentes prehispánicos por su directa semejanza y relación con los bailes prenupciales que realizaban las hijas mayores en la cultura incaica.
Fuente: www.chile.com
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El investigador de tradiciones y festividades populares, Juan Uribe Echevarría, ha descrito las presentaciones durante la Fiesta de La Tirana calificándolas como "las más complicadas de todas las festividades folklórico-religiosas norteñas".
Las compañías cantan y bailan las entradas, saludos, adoraciones, ofrendas, albas, auroras, buenas noches y retiradas. El 14 de julio se encuentran en la "Cruz del Morrito" con el fin de iniciar la entrada al pueblo.
Todas las compañías portan su propia imagen de la Virgen, la que llevarán cuidadosamente vestida y adornada hasta la iglesia para bendecirla. En la parada que realizan en la Cruz del Calvario, y en donde cantan la primera entrada, reciben el número que les determinará el orden en la formación y el de la entrada al templo.
Fuente: www.chile.com
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Rojas Martorell, Gabriel
Todo atisbo de música, léanse cantos, bailes o instrumentos, tiene forzosamente que buscar sus raíces en los primeros pobladores, que para sus momentos de solaz y descanso, tristezas y alegrías, algo tenían que decir con los sonidos mágicos. Así, la música del pueblo llano, simple y vulgar -la música folclórica- halló su lugar permanente y vigente hasta nuestros días.
Y el encanto de lo suyo fue quedando y traspasando capas de cultura, hasta que la quena, el bombo y el charango, junto a la guitarra española, llegaron al poblado y muy pronto a la ciudad. Así, esos grupos de cantores -precursores de los coros- junto a los grupos de danzantes e instrumentistas, conformarían para nuestro gusto actual un "grupo artístico", suceso repetido, al parecer, en todo el orbe.
Fuente: Revista Musical Chilena
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Guarda Ernesto
Ya en el año 1552 aparecen en Valdivia prácticas de música litúrgica en las iglesias; sin embargo, los primeros coros se organizan a partir de 1750. De hecho, en 1760 es inaugurado un teatro con un programa musical a cargo de coros y pequeños conjuntos instrumentales. Posteriormente, entre 1857 y 1864, Guillermo Frick compone gran parte de su obra coral, aunque es a partir de 1900 cuando la música coral empieza a adquirir creciente relevancia en la ciudad, hasta su debilitamiento ocurrido en la década de 1970.
La divulgación musical se hace cada vez más significativa con los festivales, encuentros, conciertos y recitales, que reunían gran cantidad de músicos, instrumentistas y cantantes. Paralelamente crece un público numeroso que sigue con extraordinaria fidelidad a los eventos que se suceden con gran frecuencia.
Fuente: Revista Musical Chilena
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Irarrázabal Sánchez, Elena
Estrenada hace más de 30 años, la comedia que sigue las andanzas de Carmela, de San Rosendo, forma parte de la memoria colectiva nacional y continúa atrayendo gente a sus funciones. Isidora Aguirre relata aquí detalles desconocidos sobre la génesis de la pieza, y la inspiración de sus personajes.
Fuente: El Mercurio de Santiago
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